El Día internacional para la erradicación de la pobreza se celebra cada año el 17 de octubre. Fue reconocido por las Naciones Unidas en 1992, pero la primera celebración de dicho día tuvo lugar en París, Francia en 1987, cuando más de 100.000 personas se reunieron en la plaza del Trocadero para manifestarse a favor de los Derechos humanos y la libertad en honor a las víctimas de la pobreza, el hambre, la violencia y el miedo. La convocatoria fue organizada por Joseph Wresinski, fundador del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.
El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza ha sido observado cada año, a partir de 1993, desde su declaración por la Asamblea General de las Naciones Unidas (resolución 47/196),1 con el propósito de promover mayor conciencia sobre las necesidades para erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, en particular en los países en desarrollo - necesidad que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo.
En la Cumbre del Milenio,2 los jefes de estado y de gobierno, se comprometieron a reducir a la mitad, hasta el año 2015, el porcentaje de las personas que viven en la indigencia - cuyos ingresos sean inferiores a $1 dólar por día.
El 17 de octubre presenta una oportunidad para reconocer el esfuerzo y la lucha de las personas que viven en la pobreza, la posibilidad de hacer oír sus preocupaciones y un momento para reconocer que los pobres son los primeros en luchar contra la pobreza. La participación de las personas que viven en la pobreza es fundamental a la celebración del Día desde su comienzo. La conmemoración del 17 de octubre también refleja la voluntad de las personas que viven en la pobreza para utilizar su experiencia para contribuir a la erradicación de la pobreza.
El 22 de diciembre de 1992 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 47/1963 decide declarar el 17 de octubre Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.
En un mundo caracterizado por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza. Por ese motivo, debemos dejar de pensar que este problema es exclusivamente una falta de ingresos. Se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad.
Las personas que viven en la pobreza experimentan muchas privaciones interrelacionadas que se refuerzan mutuamente, impidiéndoles ejercer sus derechos y perpetuar su pobreza, entre ellas:
• Condiciones de trabajo peligrosas
• Vivienda insegura
• Falta de alimentos nutritivos
• Acceso desigual a la justicia
• Falta de poder político
• Acceso limitado a la atención médica
El creciente reconocimiento de la multidimensionalidad de la pobreza significa que ambos elementos están inseparablemente entrelazados, y que la justicia social no puede realizarse plenamente sin abordar simultáneamente y de manera drástica las injusticias medioambientales. Aunque se ha avanzado en la lucha contra la pobreza en el ámbito de los ingresos, se han tenido menos en consideración, en el marco de un enfoque más global, otras dimensiones importantes de la pobreza como el creciente impacto medioambiental.
Las personas que viven en la extrema pobreza, a menudo por pura necesidad, son las primeras en actuar de manera concreta dentro de sus comunidades en respuesta a la misma, al cambio climático y los desafíos medioambientales. Sin embargo, sus esfuerzos y su experiencia suelen pasar desapercibidos y no se aprecian; no se toma en consideración su capacidad para contribuir positivamente a la búsqueda de soluciones; no se les reconoce como impulsores del cambio y sus voces no se escuchan, especialmente en los órganos internacionales.
Pero esto tiene que cambiar. La participación, los conocimientos, las contribuciones y la experiencia de las personas en situación de pobreza y a quienes se deja atrás deben ser valoradas, respetadas y se deben reflejar en nuestros esfuerzos por construir un mundo equitativo y sostenible en el que haya justicia social y medioambiental para todas las personas
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