El Día Mundial de la Salud es celebrado el 7 de
abril desde 1950 en honor a la creación de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), formada en 1948, y con la intención de resaltar problemas globales relacionadas
a la salud pública. Esta celebración
cuenta con un tema diferente para cada año, el cual es seguido por diferentes
actividades alrededor del mundo organizadas con por la OMS, y este 2021 el tema
es “Construir un mundo más justo, equitativo y saludable”.
Nuestro mundo es
desigual. Como
COVID-19 ha resaltado que algunas personas pueden vivir vidas más saludables y
tienen mejor acceso a los servicios de salud que otras, debido a las
desigualdades en su posición, estatus y voz en la sociedad y las condiciones en
las que nacen, crecen, viven, trabajo y su edad.
En todo el mundo, algunos grupos no solo tienen
acceso limitado a servicios de salud de calidad, sino que también luchan para
llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, tienen un acceso más deficiente
a condiciones de vivienda seguras y educación de calidad, menos oportunidades
de empleo que paguen un salario digno, desigualdad, y tienen poco o ningún
acceso a entornos seguros, agua y aire limpios y servicios de salud, y sufren
inseguridad alimentaria. Los grupos que más sufren estas desventajas son a
menudo los que sufren discriminación étnica y de género. Estas condiciones
pueden provocar sufrimiento innecesario, enfermedades evitables y muerte
prematura. Y daña nuestras sociedades y economías.
Esto no solo es
injusto: se puede
prevenir. Es por eso que pedimos a los líderes que garanticen que la equidad en
la salud sea la pieza central de nuestra recuperación de COVID-19. Esto dará
como resultado una región donde todos tengan condiciones de vida y de trabajo
propicias para la buena salud, donde los sistemas de información en salud estén
configurados para identificar a las poblaciones en situación de vulnerabilidad,
donde la sociedad civil y los individuos sean socios en la búsqueda de
soluciones donde ocurren las desigualdades y donde todos. tiene acceso a la
salud y la atención médica sin sufrir discriminación. Al mismo tiempo, instamos
a los líderes a monitorear las inequidades en salud y garantizar que todas las
personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde los
necesiten.
COVID-19 ha golpeado duramente a todos los
países, pero su impacto ha sido más severo en aquellas comunidades que ya
enfrentan una vulnerabilidad significativa, que están más expuestas a la
enfermedad, tienen menos probabilidades de tener acceso a servicios de atención
médica de calidad y más probabilidades de experimentar consecuencias adversas
debido al resultado de las medidas implementadas para contener la pandemia.
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